Cuando una situación, un problema, un pensamiento perturbador... Te quita el aliento, la vida, la alegría, la ilusión, las ganas de abrir los ojos día tras día... Llega a tal extremo esa desesperación y tristeza, que decides poner punto y final... Ignorando. Te deshaces de preguntas que te crearán más malestar, te deshaces de la duda diaria, de la duda cotidiana que ensombrece tu ánimo...
La ignorancia se convierte en la vía de escape más absoluta.
Quería traeros este poema esta tarde (que por si no lo sabéis, formará parte de mi segundo libro), para que reflexionéis un poco sobre vuestras propias soluciones y decisiones en ciertos momentos dados.
Espero que os guste mucho, mis mejores deseos,
María José
Inspirado
por la obra “Doña Perfecta” de B. P. Galdós
Dejo de
dudar.
Aquí termino
de conocer el mundo.
Dejo de
dudar…
Si con el
conocimiento perturbo mi paz
Desconoceré,
no preguntaré, creeré.
Mi alma
elevaré y tendré en cuenta.
Dejo de
dudar…
Seguiré viendo
puntos de luz en las estrellas
Y veré lo que
quiera ver, lo que quiera,
Para mí, del
mundo, ya no hay más verdad que esa.
Tú verás el
cielo oscuro, pero ese será tu problema.
Dejo de
interesarme por el mundo de la ciencia.
Aquí termino
de limitar, de dudar:
Dejo de dudar
la esperanza y la belleza.
Termino por
comprender, me niego a curiosear.
El mundo me
ofrece su fantasiosa apariencia
Que el
cerebro me permite aventurar.
Solo quiero
ser feliz, dejo de dudar. Voy a vivir.
Mi alma no
morirá por la franqueza,
No la
engañaré si lo que quiere es sentir,
Por eso al
mundo al que tuve las puertas abiertas
Arrepentida,
con cerrojo, las torno a recluir.
Al fin y al
cabo, los sueños inquietan.
Su existencia
es firme, ¿de dónde su procedencia?
Aquí termino
mis dudas, consolada por mis creencias.
Dejo la duda,
alejándola de la tristeza…
María José Cabuchola Macario