jueves, 31 de julio de 2014

Cuando una situación, un problema, un pensamiento perturbador... Te quita el aliento, la vida, la alegría, la ilusión, las ganas de abrir los ojos día tras día... Llega a tal extremo esa desesperación y tristeza, que decides poner punto y final... Ignorando. Te deshaces de preguntas que te crearán más malestar, te deshaces de la duda diaria, de la duda cotidiana que ensombrece tu ánimo...

La ignorancia se convierte en la vía de escape más absoluta. 

Quería traeros este poema esta tarde (que por si no lo sabéis, formará parte de mi segundo libro), para que reflexionéis un poco sobre vuestras propias soluciones y decisiones en ciertos momentos dados.

Espero que os guste mucho, mis mejores deseos,

María José






Inspirado por la obra “Doña Perfecta” de B. P. Galdós


Dejo de dudar.
Aquí termino de conocer el mundo.
Dejo de dudar…
Si con el conocimiento perturbo mi paz
Desconoceré, no preguntaré, creeré.
Mi alma elevaré y tendré en cuenta.

Dejo de dudar…
Seguiré viendo puntos de luz en las estrellas
Y veré lo que quiera ver, lo que quiera,
Para mí, del mundo, ya no hay más verdad que esa.
Tú verás el cielo oscuro, pero ese será tu problema.

Dejo de interesarme por el mundo de la ciencia.
Aquí termino de limitar, de dudar:
Dejo de dudar la esperanza y la belleza.
Termino por comprender, me niego a curiosear.
El mundo me ofrece su fantasiosa apariencia
Que el cerebro me permite aventurar.
Solo quiero ser feliz, dejo de dudar. Voy a vivir.
Mi alma no morirá por la franqueza,
No la engañaré si lo que quiere es sentir,
Por eso al mundo al que tuve las puertas abiertas
Arrepentida, con cerrojo, las torno a recluir.
Al fin y al cabo, los sueños inquietan.
Su existencia es firme, ¿de dónde su procedencia?
Aquí termino mis dudas, consolada por mis creencias.

Dejo la duda, alejándola de la tristeza…



María José Cabuchola Macario

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