jueves, 17 de noviembre de 2011

Introducción Masquerade

Lo siguiente es algo abstracto que escribí con 12 o 13 años de lo que pueden hacerse múltiples interpretaciones, pues he comprobado que puedes imaginar cuanto quiero decir  cada vez que se lee. Este pequeño texto lo escribí poco después de conocer a mi primer amor, tras despedirme de ella y al regresar a Valencia, cuando volví de Linares...(Jaén) 

Se ha convertido en la introducción de mi libro "Masquerade, el baile de máscaras" por su significado.

Ahí va...



Añora la luna y al sol, como yo añoro tus besos de agua. Levántate y mira al mundo, dime quién te extraña. Serás la princesa de un cuento de hadas, si cada gota de lluvia alza un campo, alzando tu la mirada, harás que un pensamiento circule por el viento, amargo y dulce, la persona inadecuada.
Escupe tu aliento, observa la chispa que brille, fíjate en los movimientos de la persona a la cual mires. No gires la mirada, envuelve tu cuerpo en calor, tú y yo nunca existimos.
Historia que cometió un error en su castillo. Miro al cielo y lo suplico. Despertar y entornar los ojos a la nueva realidad no fue el verdadero maleficio.
Doblándome de pies y manos, engullo. Estando cerca del alba, felicidad encarnada y soñada. Punzadas me acompañan en la nueva mañana, sonrisas mal disimuladas.
Cambio el cuello y la posesión, un momento en tensión, todo termina, la vida se queda sin vida.
El mundo es tan mundo como siempre lo ha sido. Fíjate en cada nombre y mirada, mi pena es una llamada.
Aguarda un momento en tu noche, silencio. Nada se oye, solo tus pensamientos, deseos, ocurrencias, sueños… ¿Ningún recuerdo?
Guarda en tus manos lo que nunca tocaste, guarda en tus besos lo que nunca sentiste, huele un olor que no pude regalarte:
Nada es importante.
El espejo roto mira tu dulce rostro. Borrando todo a su paso, quedaste tú en medio de la ventisca, el tornado te ha situado en un lugar apartado.
Nada es extraño viviendo tu vida. Mira al mundo, dime quién te cuida.
Palabras rotas en silencios que se alejan, miradas en llamas sin temor, corazón apagado en la tristeza…
Un kilómetro, la vida entera.
Casi sin poder pensar, un recuerdo triste que no quiero olvidar. Abriste mis ojos sin sospechar, y poco después me marché y lo pude comprobar.
Añoro mi amor eterno, el sol, la luna, el mar, el cielo, estrellas, tierra, saltar… mi nueva vida empieza, y conmigo tú no estás. Algo me falta, no te pienso dejar.
Protejo tu alma, recuerdo tus palabras… me olvidaste, ya, nada importante.

María José Cabuchola Macario

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