lunes, 21 de noviembre de 2011

Teatrillo.

Aquí os dejo un breve teatrillo que se me ocurrió allá por el año 2007. 

Un saludo a todos y disfrutadlo


      - Nunca te podré querer más. – Le gritó, con voz de auxilio. - ¿Por qué no lo entiendes? ¿Por qué te cuesta tanto entenderlo? – Dijo, con un último susurro jadeante. Estaba empapado en sudor, su corazón a penas le respondía. Y ella, mirándolo fijamente, le respondió:
- Sí, lo sé, sé que me quieres, pero no sé por qué. –
Él miró para otro lado, con los ojos fijos en el suelo. Al levantar la mirada su rostro estaba hundido, destrozado. La tristeza brillaba en sus ojos, y le dijo:
- No existe un por qué. Nunca ha existido. – Ella no había dejado de mirarlo en ningún momento. – No lo entiendo. – Dijo. Una lágrima resbaló por el rostro de él. – Y no sé por qué sigo aquí, no sé por qué sigo hablando contigo. Pertenecemos a mundos completamente distintos, nunca llegaremos a nada con esto. Lo mejor es que me vaya y no nos volvamos a ver nunca más. – Su voz era dura, fría. Él no daba crédito a aquellas palabras. Ella dio media vuelta y se marchó, y él le dijo, alzando la voz:
- ¡Déjame quererte! Déjame quererte… solo un poco más. – Ella paró y se dio media vuelta. Se miraron. Él estaba completamente empapado por la lluvia, tiritaba. Se acercó despacio a ella. Se miraban, entonces se acercó más. El paraguas de ella cayó. Con una mano, él acarició la mejilla de ella, teñida de rubor. Y entonces los dos se abrazaron, se abrazaron hasta que la noche fue día y la luz de las estrellas se extinguió en el cielo, se abrazaron desde que la luna salió de entre las nubes hasta que, ya muy alta, desapareció por entre las cordilleras lejanas. Sí, se abrazaron… y ya no volvieron a soltarse.
                         Jamás.


María José Cabuchola Macario

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