viernes, 20 de diciembre de 2013

La entrada al cementerio

No le había dado ningún título a este poema, escrito el 18/11/2013, pero el nombre que véis en la publicación es el más adecuado: La entrada al cementerio. ¿Por qué? porque lo escribí inspirada en la entrada trasera del cementerio de mi pueblo (Albal, Valencia) con una compañía estimable en pos de la noche, y el delirio de la oscuridad, fantástica en sí misma. Os lo muestro para no perder este recuerdo, esta nueva creencia en la inmortalidad humana. No tiene ningún otro propósito.
Me parece bello cómo un poeta que se creía muerto en vida, carente de ilusiones, puede iniciar una nueva ilusión en un lugar como este, un cementerio donde moran las almas que han finalizado con ese, el periodo de su vida. Es irónico y a la vez contraproducente.

Disfrutadlo.



 La entrada al cementerio


Llena de pequeñas estrellas esta
oscuridad lacerante. 

¡Sigue sus soñadoras luminiscencias!
¡Sigue sus pensamientos intrigantes!

Refulgente en la noche, bella,
pureza precede su sibilar penetrante,
adormece los esquemas estelares,
el Mundo gira sobre su blancura, ella...

Llena de pequeñas estrellas esta
oscuridad lacerante...

Me descubro llevando candelabros,
atravesando, silenciosa, la entrada eterna...

Elaboro trajes de maga, pasos de cierva,
porque, la magia, en las sombras impenetrables
ávida es de admirables presencias...

¡Cruza la revivida tierra!
¡Cruza las aparentes obscuridades!

Pueblan la noche luminosas luciérnagas,
la noche luciérnagas puebla,
¡Y cómo se juntan, y dispersan
... En la antigua oscuridad lacerante!

¡Mírala, llena de estrellas!
¡Pequeñas comienzan a reagruparse!

¡No seas cobarde!
¡No temas!

Entra...

No existe el sueño eterno
para quien llena de pequeñas estrellas
una oscuridad lacerante...

María José Cabuchola Macario


¡¡¡¡¡Feliz navidad!!!!!



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